sábado, 17 de septiembre de 2011

"La piel que habito" de Pedro Almodóvar


Una obsesión perpetua. Una tragedia que enferma el alma y corrompe el espíritu. Un virtuosismo que se utiliza para moldear y someter a un ser humano.
Una película que constantemente juega con el espectador. Intentando atraerlo, introducirlo en un mundo ajeno, cruel y despiadado. Unos personajes con mentes laberínticas y donde la ética brilla por su ausencia.
Historias de un drama fantochista, de unos personajes dibujados a través de una estética impecable e implacable que marca los tempos de una historia donde destaca el ritmo narrativo.
Más importante que qué cuenta es el cómo lo cuenta. A través de un delicado entramado temporal que nos permite ir desvelando qué ocurre realmente y quién es quién en esta película de engaños, traiciones y sobretodo de manipulación y obsesión por el cuerpo.

Es difícil hacer una crítica sin desvelar una trama que roza el absurdo en multitud de ocasiones, donde el público susurra asombrado ante lo que ve, que carece de lógica, de medida.
Una historia que se nos presenta tan lejana a nosotros, tan fría en muchos momentos que no permite la identificación con ningún personaje pues la locura puebla esta película de Almodóvar.

Sí es recomendable ir sin saber apenas nada de ella, pues requiere una mirada muy limpia para no tomarla cómo una ópera bufa (aún no estoy segura de que no lo sea...). Un manojo de temas, una mezcla de géneros, algunas escenas típicamente Almorovadianas, absurdas, ridículas por la mezcla que hace de cosas que nadie más que él se atrevería a mezclar.

Una película que deja una sensación de vacío, con una continua tensión en su visionado ante escenas claramente angustiosas pero tratadas con sensibilidad y sin caer en un morbo fácil. Como siempre escenas de sexo y personajes histriónicos difíciles de clasificar (véase el tigre carnavalesco).

Sin embargo, es de destacar la narrativa de la película, los saltos temporales y los tempos de presentación de temas y de personajes. La cuidada estética y la sublime BSO que encaja a la perfección en las escenas son lo más destacable de una película extraña y difícil de clasificar.


"La culpa es mía, llevo la locura en mis entrañas. Lo sé"

sábado, 3 de septiembre de 2011

"V de Vendetta" de James McTeigue




V de Vendetta es una película que mezcla elementos y géneros ya vistos anteriormente pero a pesar de ello, consigue ser una película interesante y con elementos propios.

El título de V for Vendetta (vendetta=venganza) es un resumen de la motivación del personaje principal como motor del cambio social que aspira conseguir. Para él lo importante no es el fin (despertar la conciencia ciudadana frente a una tiranía gubernamental) sino el medio (vengarse de aquellos que destruyeron su vida y la de tantos otros como él).
En la propia película se nos hace mención de "El conde de Montecristo" que es la historia sobre venganza por antonomasia. La película coge elementos de las películas de espadachines, de las películas de ciencia ficción, de las carcelarias todo ello mezclado para mayor gloria de su personaje principal enmascarado.

Todo gira en torno a él. La historia, la ética del terrorismo, la estética, los diálogos, incluso Natalie Portman que se ve desbancada por una máscara (no recuerdo una máscara inexpresiva con más expresión). Toda la película es él, lo mismo que todos los personajes de la película son él. Pues es la creación, el monstruo, el frankestein de la cúpula social que intenta destruir.

Es curioso como la máscara, el personaje e incluso el símbolo de V (que muchos asociarán con la famosa serie de resistencia alienígena) han sido utilizados por grupos reales como símbolo de resistencia ante el poder consolidado, que es precisamente, de lo que habla la película. Un gobierno totalitario, con los medios de comunicación censurados y una sociedad adormecida por el miedo.
Las comparaciones son siempre odiosas, pero sí es cierto que alguno de los males que muestra la película existen hoy en día. Y la reacción del personaje no es la resistencia pasiva, al estilo Gandhi. Sino la resistencia activa usando la violencia contra la violencia y siendo la otra cara de la sociedad que tanto odia. Este aspecto también se trata en la película, pues Natalie Portman es el vehículo de la mirada del espectador, crítica con el personaje y sus actuaciones, pero que finalmente acaba orbitando como todos los demás alrededor del carisma y la fuerza arrebatadora de V.

Lo que quizás falla en la película es la rapidez con que los temas que va sacando se van cerrando. Un minuto aparece un pensamiento, una frase y, al siguiente, ya estamos en otra idea totalmente diferente. Toca muchos aspectos (dominación, homosexualidad, terrorismo, amor, venganza, justicia, ceguera social...) pero de una manera poco profunda y superficial. 
También vemos como los personajes caen constantemente en tópicos, desde el dirigente hitleriano hasta el cura pederasta, incluyendo el comandante sin escrúpulos, la médico con problemas de conciencia o el detective con dudas. Aunque se compensa con unos  personajes que no permanecen planos, sino que sufren cambios importantes a medida que la historia se va desarrollando permitiendo unas transiciones rápidas entre unos eventos y otros, sin que el espectador se sienta perdido o desconectado de la película.

De las adaptaciones de cómics, quizás ésta sea una de las que más me han gustado. Sin ser excesivamente original, sin tener una estética o una BSO sobresaliente, sin ser una película con unos efectos especiales espectaculares sí tiene un mensaje interesante, una lógica interna y un cierto estilo depurado y con sabor clásico que se agradece en este tipo de películas.
Como curiosidad añadir que además cuenta con una variada selección de citas y frases célebres (desde Shakespeare hasta Newton).

"Mientras pueda utilizarse la fuerza ¿para qué el dialogo?. Sin embargo, las palabras siempre conservarán su poder, las palabras hacen posible que algo cobre significado, y si se escuchan, enuncian la verdad."

sábado, 27 de agosto de 2011

"Cadena de favores" de Mimi Leder




Tenía ganas de ver esta película porque un amigo mío me la había recomendado.

Mi impresión después de verla es que precisamente, toda la historia de la cadena de favores es lo menos interesante de la película. Toda la parte verídica, la investigación del periodista y como va accediendo de un eslabón a otro por la cadena humana de favores carece de todo interés.

Lo que realmente sostiene a la película no es el niño, no es la cadena de favores, no es el drama de personajes que intentan superar sus adicciones... es la relación entre Kevin Spacey y Helen Hunt con todos sus miedos e incapacidades para ser felices. Cuando no están ellos dos en escena la película pierde enteros.

Es curioso como una trama secundaria, que cae en tópicos todo el tiempo (el enamoramiento de dos personas muy diferentes, tanto física como socialmente) es capaz de interesar al espectador por la capacidad de estos dos grandes actores en hacer creíble su atracción y su posterior amor. Todo lo que ocurre en la relacíón es predecible, pero sin duda, es lo mejor de toda la película.

La película en sí no tiene ningún aspecto remarcable, ni el tratamiento de los personajes ni de los temas. Ni la banda sonora, ni el montaje... pasa perfectamente como la típica película de sobremesa con unas ciertas intenciones de moraleja que, por si no nos han quedado claras, repite al final el niño frente a una cámara de tv. Bonito mensaje sin el suficiente peso. Ni siquiera el final, que trata de ser dramático y conmover al espectador llega realmente a tocarnos la fibra.

Como ya he comentado es una película más, muy bien intencionada, con el deseo de causar una gran impresión en el espectador. De que su mensaje nos haga remover en nuestros asientos y nos haga replantearnos nuestra existencia. No niego el aspecto destacable de su mensaje, pero creo que no tiene la suficiente fuerza la película como para llegar a conmover. Le falta buen hacer, tanto técnico, formal como de guión. Aún así es muy positivo su mensaje bienintencionado y la buena química entre Kevin Spacey y Helen Hunt que se acentúa cuando aparecen juntos en escena y que llega a salvar la película en muchos momentos.

"Creo que a algunos les da miedo... pensar que las cosas pueden ser distintas.
El mundo no es exactamente... una basura.
Alguna gente está acostumbrada a las cosas como están... y aunque estén mal, no pueden cambiar.
Y digamos que se rinden...
Y cuando se rinden, todos pierden."


"Pulp Fiction" de Quentin Tarantino



Una gran broma de 2 horas y media. Una película que no se puede tomar en serio en ningún momento. Ya en la primera escena de la película se nos muestra una pareja cursi sentados en una cafetería, diciéndose cuánto se quieren, hablando de robos con teléfonos móviles que acaban besándose acarameladamente antes de empezar a atracar dicha cafetería.
Seguido por escenas a cual de ellas más surrealista, con diálogos bien trenzados, personajes carismáticos todo ello envuelto en una violencia banalizada y en una continua broma esperpéntica.

Una BSO notable, unas interpretaciones bien hechas y un público que se ríe de las situaciones absurdas y la salpicadura de sangre. En mi opinión es una película con escenas notables, Tarantino no engaña a quien va a ver sus películas, temática dura en el fondo, pero con una forma pop, brillante y casi de chascarrillo.

Es curioso ver como este director usa elementos de cine clásico en una película claramente moderna en su forma y en su narrativa con contínuos saltos temporales y con historias que son piezas mezcladas del mismo puzle. Se nota que el espíritu del creador inspira toda la obra, resultando un producto personalísimo y que parece hecho a imagen y semejanza de su autor. El hecho de que a otras personas pueda o no gustarles su obra no parece ser de trascendencia. Está claro que los elementos que el director coloca es lo que a él le gusta. La exageración, el ridículo, la mofa frente a temática sensible (temática sexual, religiosa, sobre drogas...) y la continua sensación de irrealidad en una película que es en verdad una historia de gánsters peculiares.

Una película difícil de clasificar que, sin embargo, se ha convertido con todo merecimiento en un clásico moderno. Es una muestra clara del espíritu de esta época donde lo raro, la violencia gratuita, la banalización de todo tema comprometido y el cuidado sobre todo de la imagen visual (es destacable la ambientación cuidada, el vestuario, la selección de escenas, el montaje y obviamente la música) son las reseñas más destacadas de esta obra de Tarantino.

La senda del hombre justo es por todas partes asediada por las injusticias del egoísta y la tiranía de hombres malvados. Bendito es quien, en nombre de la caridad y la buena voluntad, sirva de pastor al débil a través del valle de tinieblas, pues él verdaderamente es guardián de su hermano y es quien vela por los niños que se han perdido. Y yo derribaré con gran venganza y furiosa ira a aquéllos que intenten corromper y destruir a mis hermanos. "¡Y sabrán que yo soy el Señor cuando les aplique mi venganza!" Ezequiel 25, 17.


lunes, 22 de agosto de 2011

"Dos hombres y un destino" de George Roy



Nos encontramos viendo esta película ante un western poco convencional. Sí, hay ladrones de bancos, sheriffs perseguidores, indios rastreadores, desfiladeros, partida de póker... en fin,  todos los elementos del western están revueltos y se muestran en el film. Pero el modo de narrar la historia, los temas sepia del principio, la transición fotografiada cuando huyen a Bolivia, los fragmentos sin música, las escenas míticas con música que roza el rock melódico... y unas interpretaciones que brillan de principio a fin son las notas características que guarda esta película.

Pero si hay algo que destaca ante todo son los dos protagonistas. Realmente parecen la encarnación vívida de dos ladrones de bancos y trenes ferroviarios. Dos cuatreros que enseguida nos son familiares e incluso simpáticos a pesar de sus tremendos crímenes. Deseando y esperando que sean capaces de superar todos los obstáculos (que no son pocos, incluida una persecución casi interminable por paisajes desérticos donde la astucia de nuestros ladrones no consigue despistar a los implacables perseguidores a los que, por cierto, nunca vemos el rostro).
Cada uno de los personajes es impecable, Redford en su papel del cuatrero ágil con las manos, gran tirador, seductor y elegante. Newman es el listo, el que planifica los golpes, de mente ágil y mirada penetrante con un humor muy peculiar y que complementa a la perfección con el sobrio Redford. Cada uno de ellos está muy bien definido y tienen personalidades y características complementarias que en la película les hace ser tan buena pareja y funciona tan bien en pantalla.

Es por ello, por lo que a pesar de contar con todos los elementos típicos del western se muestra como una película única, fresca y diferente dentro del género, tanto por algunos elementos formales como por cómo los personajes desarrollan la trama principal que incluye diferentes giros y excelentes interpretaciones.

“¿Quiénes son esos tipos?”

domingo, 21 de agosto de 2011

"Juan Nadie" de Frank Capra


Esta película enmarcada en un cine social comprometido pero profundamente arraigado en valores tradicionales de inspiración claramente cristiana es, ante todo, una bella película.
Capra parte de una historia cuyos temas centrales son, curiosamente, plenamente actuales.

Cuando al principio de la película vemos como un periódico engaña a sus lectores para vender más periódicos no deja de acudir a nuestra mente el reciente caso de escándalo periodístico de Murdock. Vemos como al prevalecer la codicia sobre los valores morales lo único que surge es la corrupción y la decadencia de la sociedad, todo ello encarnado en una clase política cuya única preocupación es conseguir más votos (¿no nos suena familiar?) y tener más poder sin que el pueblo o el bienestar del país importe demasiado. El lema de "Todo para el pueblo pero sin el pueblo" alcanza su máxima expresión en el director de todo el fraude que gira en torno a Juan Nadie. Quiere alcanzar la Casa Blanca, expone que el remedio a los males es la mano firme. Con orgullo presupone que él sabe qué conviene al país y que la opinión de los sin nada no tiene valor.
El dinero, el poder marca quién puede hablar y quién no. Quién puede decidir y quién no, privando de la libertad a todo ciudadano. Destruyendo uno de los pilares básicos de la democracia.

Es, con el transcurso de la película cuando el falso Juan Nadie va creyendo cada vez más en lo que dice y pasa de un hombre sin ideas y cuyo único motor ha sido el egoísmo por otro con ideales y generosidad en su corazón.

Es en la parte central, cuando también podemos acordarnos del movimiento 15M. En una época que reflejan en la película como difícil, con gente en el paro y situación económica compleja vemos como la gente necesita una luz, un faro que les ilumine ante la incertidumbre de su entorno. Que les ofrezca esperanza (como fue Obama en su momento, por ejemplo). Un pueblo que se une, que no quiere que la política se mezcle, que se organiza en Asociaciones civiles de carácter local para ayudarse mutuamente y que quieren cambiar el mundo. Sienten que tienen el poder para mejorar sus vidas y las de sus vecinos. Y aunque hay claras diferencias con el movimiento 15M no deja de ser el pulso de una sociedad por mejorar. El deseo de justicia, de igualdad, de oportunidades. El deseo de que la política no ensucie todo lo que toque y de reformismo en aquellas instituciones cuyo uso las ha deformado.

Juan Nadie es una película clásica pero cuya cercanía con estos tiempos es viéndola ahora sorprendente.


"Si juegas bien tus cartas no tendrás que preocuparte por el dinero nunca más"

sábado, 20 de agosto de 2011

"Espartaco" de Stanley Kubrick


Hace muchos años leí el libro de "Espartaco" escrito por Howard Fast. Lo que más recuerdo del libro aparte del tremendo castigo que era la vida de un gladiador es la reflexión constante que se repite en el libro. La lucha de la libertad individual frente a una sociedad opresora y el tremendo coste de la lucha por la dignidad.

En la película el tema de la humanidad de los personajes es clave. La relación entre Espartaco y su amada aparte del hermoso leitmotiv musical es una de las pocas cosas bellas que deja ver la película. Porque en medio de la violencia, de la lucha, de la humillación hay un rayo de luz en el amor que se profesan dos personas. Y es a través de ese sentimiento como finalmente Espartaco es liberado de sus cadenas. No es la muerte la liberadora final, sino el saber que su hijo ha nacido libre. Uno de los mejores finales de la historia del cine en mi opinión.

La película tiene momentos brillantes (¿cómo enumerarlos todos?: la escena del baño entre esclavo y maestro, la lucha final de los gladiadores, la escena de la lucha entre Espartaco y el esclavo negro... etc, etc) pero adolece de cierta irregularidad. Con momentos de máxima acción y diálogos brillantes y otros que podría perfectamente haberlos borrado sin que la trama desmereciese un momento. La larga marcha de los esclavos hacia el mar, por ejemplo, es bastante larga y llena de detalles insignificantes.
A pesar de todo, es la película sobre la esclavitud en Roma que creo está mejor tratada. No sólo por las interpretaciones, sino por lo profundos y directos discursos de sus personajes.


Aunque hay que tener en cuenta que el escenario de Roma no es lo importante a la hora de contar esta historia, ni en el libro ni en la película. Lo trascendente son los temas que se tratan en una historia sobre esclavos que sufren sometimiento, indignidad, humillación... y el liderazgo de un hombre inteligente y rebelde cuyo espíritu nunca llegaron a someter. Él conduce a otros hombres y mujeres a proclamar al mundo su dignidad y su derecho a elegir por sí mismos.
Espartaco es una película que tiene un espacio en la historia del buen cine. Y si alguien no la ha visto le recomiendo fervientemente que la vea. Algunas de sus escenas quedarán por siempre en su retina.
Destaco, por poner un ejemplo, el pasaje donde a Espartaco le llevan a su cuarto a quien en el futuro será su esposa. Sus amos le miran a través de barrotes como a un animal, convirtiendo la intimidad en un espectáculo donde ni el deseo ni el amor ni el sexo pueden ser un acto privado. Y que acaba con Espartaco gritándoles que él no es una bestia, aunque le tratan como tal.

Quedan tratados de manera superficial pero con gran fuerza narrativa otros temas, como la corrupción en la política, el belicismo, la sexualidad, la riqueza, la hermandad...

“Mi nombre no te importa. Ni a mí el tuyo tampoco. Los gladiadores no tenemos amigos. Un día podemos salir a la arena, y tendré que matarte”