miércoles, 13 de febrero de 2013

"Django Unchained" de Tarantino


En esta película me ha pasado como en muchas otras de Tarantino. 

Hay partes que no puedo dejar de amar. Por su toque de cine clásico, y a la vez de rabiosa modernidad.

Otras partes las odio, por sus excesos, por su desnaturalización frente al resto de película y porque realmente dejan de dar sentido a toda la cinta. Tarantino se pierde dentro de sí  mismo y a la vez desvirtúa la película.

Aquí hay ejemplos de ambas cosas. Y desgraciadamente a partir de lo que ocurre con el alemán todo enloquece, todo es visceras, sangre, explosiones y una orgía contínua de rojo, rojo y más rojo.



No saciado con todo ello, nos arremete con un final absurdo, enloquecido y totalmente alieno a toda la cinta que hasta esos momentos se había mostrado crudamente real.

Por eso Tarantino nunca llegará a ser John Ford.

Como partes positivas lo de siempre con Tarantino. Excelente banda sonora, excelente fotografía, buenos actores y ese toque a cine inmortal. Demostrando muchas veces un buen gusto excelente, unos tiempos maravillosos y una fuerza en las imágenes que arrebata al espectador.

La historia de Django tiene algunos de los elementos clásicos de un western. Pero incluyendo muchos toques no vistos hasta ahora. Me ha gustado especialmente todo el toque negro de la película. Siendo en muchos momentos muy funki y mezclando excelentemente elementos y temas de los más variados. Todo el tratamiento de la esclavitud es estremecedor y se muestra con crudeza, cosa que me encantó y que choca con el tratamiento clásico que en los westerns se ha hecho tanto de los negros como de los indios.

Aquí Django el exclavo negro, se desencadena. Rompe sus grilletes y con ello nos acompaña en un viaje donde la libertad y las ansias de venganza son sus señas de identidad. Todo ello aderezado con un acompañante a su altura. El alemán que nos impactó como nazi en "Malditos Bastardos" es aquí más que nunca el maestro de ceremonias.

La trama se muestra compleja, rica y muy bien estructurada. Los temas se van sucediendo y las imágenes impactantes nos hacen estremecernos en pantalla (mención para la escena del KKK con la música del Dies Irae de Mozart de fondo)

Pero en la parte más tradicionalista de la cinta, el momento en que Django quiere rescatar a su princesa y entra en los dominios de Dicaprio la película decae algo a pesar de contar con momentos de mucha tensión e interés narrativo. A mí toda esta parte se me hizo larga y no voy a volver a repetirme contando lo que para mí estropea la cinta. Su loco, loco final.

Lástima pues, que Django con todos sus elementos positivos, algunos guiños cinéfilos de calidad como la pieza de arpa de Beethoven en clara referencia a la Naranja Mecánica queden en entredicho por culpa de los excesos culinarios de Tarantino.

Lástima.

"¿Quién es ese negro?"